EPN y el gas shale
John Saxe-Fernández
Días antes de que, como estaba previsto, el Trife formalizara
la imposición de Enrique Peña Nieto (EPN) sin indagación sobre los graves
cargos planteados por el movimiento progresista, los diputados del PRI
anunciaron “que se daría prioridad a la privatización del gas shale”,
parte del paquete de reformas pendientes impulsadas a lo largo de
tres décadas por EU y sus fichas locales, desde el FMI, BID y Banco Mundial
(BM), subrogados al Tesoro y por tanto al ejecutivo. Los acuerdos de
restructuración –energética, laboral, fiscal, etcétera–, en realidad se imponen
a miembros clave del gabinete –ahora con toda probabilidad al equipo de
transición de EPN.
Así se documentó en el pase de Salinas a Zedillo. En más
de una ocasión los textos, en un inglés mal traducido, hasta se equivocan en el
nombre de país. A decir de Joseph Stiglitz, ex primer economista del BM y
Nobel, se trata de machotes a cuyos términos y fases prestan gran
atención mendigantes y quebrados altos cargos, ya que cada reforma trae
consigo un sustancioso paquete de empréstitos que incluyen jugosas comisiones
(legales). A los préstamos de ajuste estructural para inducir la
privatización de empresas públicas Stiglitz los llama empréstitos de
sobornización.
En lugar de oponerse a la venta de industrias estatales,
dijo Stiglitz al periodista/investigador Gregg Palast, “los líderes nacionales
usando como excusa las ‘exigencias del FMI’, liquidan alegremente sus empresas
de electricidad, agua...Podías ver cómo se les abrían los ojos ante la
posibilidad de una comisión pagada en cuentas suizas, por sólo haber rebajado
unos cuantos miles de millones del precio de venta de bienes nacionales”.
Luego, refiriéndose a la orgía privatizadora de Yeltsin, agregó: y el
gobierno de Estados Unidos lo sabía, haciéndose de la vista gorda del fraude
electoral, ante lo fabuloso del botín. En México una lista oficial de 33
empréstitosestructurales del BM-BID de 1983 a 2011, sólo en el área
agrícola, que devastaron la economía y la vida de millones de familias
campesinas e indígenas, llega a los 11 mil 100 millones de dólares (mmd). Con
10 por ciento de comisión calcule el lector los depósitos a la cúpula política
y técnica en los bancos suizos.
Para privatizar Pemex todavía más, EPN llega a los Pinos priorizando,
dicen sus diputados, la apertura a “la participación de la IP en la exploración
y explotación de los yacimientos de México de gas shale –que se
estiman en 680 billones de pies cúbicos, la cuarta reserva mundial–”, según
indican R. Garduño y E. Méndez (La Jornada, 29/8/ p.19). Tras el tóxico botín
del gas shale están los potentados que en el sexenio que agoniza (un
régimen de, por y para la IP) han fugado al exterior unos 145 mmd y a tienden a
venderlo todo. También interesadas están, con interés poco disimulado,
petroleras que buscan tajada en el festín privatizador de Pemex que ofrece EPN:
ya en Agenda (No. 1001) se anuncia la Beca Exxon-Móbil para investigación
en UNAM, dirigida a la formación de ingenieros, geólogos y científicos que
contribuyan al desarrollo nacional (sic). Y acaso ¿para proteger el futuro
de la juventud, fomentando respeto a la Constitución y a la soberanía nacional?
¿Fueron Rex Tillerson, CEO de Exxon y Tomás Hess, director de asuntos públicos,
o nuestras autoridades las que nos advierten en letra muy chica: el
contenido y cumplimiento es responsabilidad exclusiva del anunciante?
Cuando el cabildo de Exxon-Mobil, la mayor petrolera del
mundo, opera o presiona para explotar megayacimientos de hidrocarburos
no-convencionales, como el gas de esquisto (shale) en los estados del norte de
México o en Vaca Muerta, provincia de Neuquén, Argentina, es porque les urge el
control y explotación de ese recurso, por ser un negocio fabuloso, aunque
con efectos ambientalesdemoledores por el uso del fracking. Al gran
negocio se agregan justificacionesestratégico-militares y la baja en
costos por la cercanía de arenas bituminosas en Alberta, Canadá, o gas shale en
nuestros estados norteños. Pero, como lo indicó Colin Powell en calidad de
secretario de Estado de Estados Unidos, la idea es abrir el hemisferio de
polo a polo a nuestras empresas.
Coda. Bajo Tillerson, con experiencia que lo vincula a la
exploración gasera en Texas, Exxon, favorecida con gran levedad fiscal y
enormes apoyos –junto a las petroleras de Estados Unidos se le subsidia con la depletion
allowance–, utiliza sus vastas ganancias comprando empresas de gas con
yacimientos, tecnologías o, de plano, en el caso de universidades que se
presten a ello, las usa como plataforma, sea para contrarrestar advertencias
de la comunidad científica sobre el vínculo delcambio climático con la
quema de combustibles fósiles; fomentar nociones sobre la bondad de la geo-ingeniería para
el calentamiento global o, como diría Thomas Jefferson, ¿acaso para otorgar
justificación académica a la absorción de la prenda ambicionada”?
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